Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid - Núm 277

Fecha del Boletín 
21-11-2013

Sección 1.3.110.1: I. COMUNIDAD DE MADRID


Código de Verificación Electrónica (CVE): BOCM-20131121-21

Páginas: 5


I. COMUNIDAD DE MADRID

C) Otras Disposiciones

CONSEJERÍA DE EMPLEO, TURISMO Y CULTURA

21
DECRETO 91/2013, de 7 de noviembre, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural la pintura denominada “Sagrada Familia”, de Francisco de Zurbarán.

La Dirección General de Patrimonio Histórico mediante Resolución de 21 de septiembre de 2012, y a solicitud de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, del Ministerio de Cultura, incoa expediente de declaración de Bien de Interés Cultural de la pintura denominada “Sagrada Familia”, de Francisco de Zurbarán.

En cumplimiento de dicha Resolución, se abre un período de información pública por plazo de un mes, a partir de su publicación en el BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID de 18 de octubre de 2012, para que cualquier interesado pueda examinar el expediente y presentar las alegaciones que estime oportunas.

Simultáneamente, al período de información pública y por el mismo plazo, se concede audiencia al Ministerio Educación, Cultura y Deporte, al Ayuntamiento de Madrid, al Consejo Regional de Patrimonio Histórico y a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Igualmente, se notifica la Resolución a los interesados, a los efectos procedentes, al Ayuntamiento de Madrid, interesándole su exhibición en el tablón de anuncios por plazo de un mes, al Registro General de Bienes de Interés Cultural del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para su anotación preventiva y se publica en uno de los periódicos de mayor circulación en el ámbito de la Comunidad de Madrid.

La pintura queda anotada preventivamente en el Registro de Bienes de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid con el número de registro RBIC-2012-000001.

Durante el período de información pública y el trámite de audiencia se han presentado escritos por parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de los propietarios manifestando su no oposición a la incoación del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural.

Por lo tanto, en el expediente se han cumplido todos los trámites previstos en el procedimiento legalmente establecido.

Durante el período de instrucción del citado expediente se aprueba la Ley 3/2013, de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid (BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID de 19 de junio de 2013), que entra en vigor el 20 de junio de 2013, conforme a su disposición final cuarta.

En consecuencia, el procedimiento queda afectado por la Ley 3/2013, de 18 de junio, por la que, conforme a su disposición transitoria segunda, “los expedientes iniciados antes de la entrada en vigor de esta Ley continuarán su tramitación de acuerdo con lo establecido en la Ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, si bien la Resolución deberá ajustarse al régimen establecido en la presente Ley”.

En su virtud, de acuerdo con lo establecido en el artículo 8 de la Ley 3/2013, de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, a propuesta de la Consejería de Empleo, Turismo y Cultura, previa deliberación del Consejo de Gobierno en su reunión del día de 7 de noviembre de 2013,

DISPONGO

Primero

Declarar Bien de Interés Cultural la pintura denominada “Sagrada Familia”, de Francisco de Zurbarán, de acuerdo con lo dispuesto en el Anexo del presente Decreto.

Segundo

Practicar la correspondiente inscripción en el Registro de Bienes de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, de la que se librará oportuna certificación al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Tercero

La entrada en vigor se producirá al día siguiente de su publicación en el BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID.

Madrid, a 7 de noviembre de 2013.

La Consejera de Empleo, Turismo y Cultura, ANA ISABEL MARIÑO ORTEGA

El Presidente, IGNACIO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

ANEXO

A. Descripción y justificación de los valores del bien que motivan su declaración como Bien de Interés Cultural

Denominación: Sagrada Familia.

Clase de bien: Pintura.

Técnica: Óleo.

Materia: Óleo sobre lienzo.

Medidas: 80 ´ 102 cm.

Autor: Francisco de Zurbarán.

Escuela: España

Época: S. XVII, ha. 1660.

Estado de conservación: Bueno.

Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598-Madrid 1664) está considerado uno de los pintores más importantes del Siglo de Oro del arte español.

No contaba con antecedentes artísticos en su familia, su madre extremeña y su padre de linaje noble, bien conocido en Bilbao, desde la Edad Media; era un acomodado negociante vasco establecido en Extremadura.

Su formación se inicia en Sevilla, en el taller de Pedro Díaz Villanueva (pintor de imaginería), donde mantuvo contactos con Francisco Herrera el Viejo, Diego Velázquez y Alonso Cano. Al terminar su aprendizaje, en 1617, se estableció en Llerena (Badajoz) hasta 1628 donde recibió encargos de la misma ciudad y de diversos conventos e iglesias de Extremadura, en esta primera etapa contaba con taller lo que demuestra una actividad ya considerable si bien se han perdido buena parte de sus obras.

En 1629 se instala en Sevilla y empieza el decenio más prestigioso de su carrera y el de su plena madurez artística. La fuerza de la pincelada, añadida a su obediencia a la hora de satisfacer los deseos de sus comitentes, le convierten en el mejor intérprete de la Reforma católica. Recibe encargos de todas las órdenes religiosas presentes en Andalucía y Extremadura: pinta para los jesuitas, dominicos, carmelitas, trinitarios y mercedarios descalzos. Su éxito culminó en 1634 con una invitación a la corte, quizás sugerida por Velázquez para participar en la decoración del salón grande del Buen Retiro. De retorno a Sevilla en 1635, el maestro extremeño siguió trabajando para sus comitentes monásticos, realiza ahora dos impresionantes series, probablemente las mejores de su producción, el conjunto de la cartuja de Jerez de la Frontera y la del monasterio de Guadalupe (único encargo importante del pintor conservado in situ).

A partir de 1640 inicia su declive y la pérdida de popularidad, eclipsado quizás por el joven Murillo, mientras que intensificó las tempranas relaciones que el pintor tuvo con el comercio americano, manteniendo una gran actividad con el envío de cuadros hacia las Indias (México, Lima y otras ciudades importantes). Aumenta la producción de su obrador con series de fundadores de órdenes, de santas vírgenes o de césares para el Nuevo Mundo.

En 1658 regresó a Madrid, donde residió a pesar de ciertas dificultades económicas, hasta morir en 1664.

Zurbarán pasa por ser el gran pintor de la vida monástica que el expresa con un realismo candoroso y una extrema sencillez. Su estilo se caracteriza por la gran plasticidad y fuerza expresiva que dota a sus figuras: Sus retratos de monjes son de una veracidad impresionante y con escasos elementos sabe expresar los más intensos éxtasis místicos, pero también supo transmitir, con gran ternura, el candor de los niños santos, virgencitas en éxtasis, inmaculadas muy jovencitas, niños de la espina o santas adolescentes. Por otra parte sus composiciones son severas, rigurosamente ordenadas, en ellas excluye toda grandilocuencia y teatralidad así como los escorzos y los espacios ilusionistas a la italiana, el tenebrismo lo practicó sobre todo en su primera época sevillana. Sus evidentes dotes coloristas y su técnica excepcional para representar los valores táctiles han hecho que nadie como él haya sabido traducir con tanta precisión y exactitud los diversos hábitos conventuales o las texturas de los objetos como un gran bodegonista. Los últimos años de su vida muestran su hacer más puro, sin la intervención de sus oficiales. Son obras aisladas que no pertenecen a ningún conjunto, a menudo firmadas, lienzos de devoción privada de pequeño tamaño y ejecución refinada. Se advierte ahora una evolución de su estilo, de modelado más suave y aterciopelado.

La producción pictórica del artista se halla diseminada en importantes colecciones públicas y privadas de carácter nacional e internacional.

En Madrid se encuentra una parte importante. En el Museo del Prado es donde se conserva el mayor número de obras a las que hay que añadir las del Museo Thyssen-Bornemisza, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, o el Museo Lázaro Galdiano. Otros museos donde se exhiben sus pinturas son el Museo de Bellas Artes de Sevilla, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo de Cádiz, Museo Nacional de Valladolid, Museo de Málaga, Museo del Greco.

Fuera de nuestras fronteras destacan varias instituciones corno el Wadsworth Atheneum (Hartford), el Art Institute (Chicago), el Museo del Louvre (París), la Gemäldegalerie Alte Meister (Dresde), The Metropolitan Museum of Art (Nueva York), el Museo Nacional de Poznan (Polonia), el Museo de Escultura y Pintura (Grenoble), el Norton Simon Foundation (Pasadena), el Museo Estatal de Bellas Artes de Pushkin (Moscú), el Museo de Arte (San Diego), el Szépmüvészeti Muzeum, (Budapest), el Museo Nacional de Cuba (La Habana ), el Museo Fabre (Montpellier), la Nacional Gallery (Londres) y el Museum of Art (Cleveland).

“Sagrada Familia” muestra a la Virgen de más de medio cuerpo, sentada (sobre un sillón de brazos de madera) e inclinada hacia su derecha, sosteniendo, entre sus brazos, al Niño que acaba de abandonar el seno maternal. El vestido presenta dos rajas entreabiertas para este uso. Viste una túnica carmín y manto azul que cubre su cabeza y se enrolla alrededor del cuello. A la derecha, San José, padre terrenal del Niño, se asoma a la escena, se cubre con un manto castaño. El niño se envuelve con pañales blancos, ligeramente amarillentos. A la izquierda, en segundo término, se sitúa una mesita y, sobre ella, un plato de peltre con una jarrita de cerámica. La representación se desarrolla en un espacio interior que carece de cualquier referencia arquitectónica.

El ambiente está sumido en una suave penumbra que unifica los tonos de la que emergen las figuras de la Virgen y el Niño nítidamente iluminadas, no así la de San José que se mantiene en un segundo plano.

Las figuras, afables, manifiestan actitudes dulces y recogidas, las tres figuras están vinculadas por un profundo afecto procedente del padre y la madre hacia el niño, que mira al espectador.

Son figuras bellas, si bien los dedos del niño son algo irregulares, destaca también la jarrilla de barro pintada con la precisión cuidada característica de sus bodegones.

La obra [que se fecharía, en opinión de E. Valdivieso (1998, p. 248) hacia 1660 y de O. Delenda (2009, p. 746) hacia 1658-1660] se enmarca en la última etapa del autor trasladado a Madrid desde 1658 donde vivirá hasta su muerte, en 1664. Viene a completar la bella serie de las Vírgenes con el Niño tardías de Zurbarán, un tipología muy característica de este momento final. Se trata de los lienzos “La Virgen y el Niño” (1658, Museo Estatal de Bellas Artes de Pushkin, Moscú), “La Virgen y el Niño Jesús con San Juanito” (1658, Museo de Arte de San Diego), “Sagrada Familia” (1659, Szépmüvészeti Muzeum, Budapest), “La Virgen y el Niño con San Juan” (1659, Col. particular, Zúrich), “La Virgen con el Niño dormido” (1659, col. particular ¿Madrid?), “Virgen con el Niño” (Museo Nacional de Cuba, La Habana) y “La Virgen y el Niño con San Juan Bautista” (1662, Museo de Bellas Artes, Bilbao).

Constituye un claro testimonio de su actividad en la Corte, momento en los que la pintura de este artista se dulcificó notablemente (alejándose de la precisión escultórica y del duro recorte de la luz sobre las sombras características de su hacer en otro tiempo) a la vez que intensificó su sentido de afectividad doméstica.

La composición, como en todos estos ejemplos, es de un riguroso tono clásico, su delicada blandura y gracia, inscrita en un triángulo, evoca disposiciones análogas del Renacimiento italiano en contraste con las teatralidades y opulencias barrocas que triunfaban en estos años. Zurbarán encarna en España en estos momentos (lo que Sassoferrato en Roma y Carlo Dolci en Florencia) una corriente de sereno clasicismo.

Son obras en las que se funden armoniosamente la realidad cotidiana y el sentido transcendente.

En estas se ve lo más personal e íntimo del artista en su vejez, probablemente ya sin el amplio taller sevillano y al servicio de una clientela devota que se iba abriendo a un modo de piedad menos dramática y rigurosa que la de comienzos de siglo y más volcada a un sentimentalismo tierno e íntimo. El espíritu de familiaridad espiritual que se introdujo en la pintura española desde los inicios de la segunda mitad del siglo XVII permitió a Zurbarán recrear de forma admirable el ambiente de afectividad y ternura que emanado de la vida popular envuelve los santos personajes.

Por otra parte, pese a su aparente realismo doméstico no por ello están carentes de trascendencia, en todas ellas se hace presente la premonición de la Pasión si bien apuntada delicadamente con pequeños detalles como la sutil melancolía de la Virgen.

La Virgen [que presenta gran parecido con la del cuadro “Imposición de la casulla a San Ildefonso” (Coro alto, de la Iglesia conventual de Guadalupe, ca 1658-1660)], parte de las italianas del siglo XVI y XVII (como las demás Vírgenes con el Niño aludidas anteriormente). Zurbarán (como también lo hace Murillo) se inspira en los maestros de esta época, ambos combinan fórmulas procedentes de Rafael y Guido Reni, que conocen a través de grabados, en su caso, además, su estancia en la Corte facilitará su acercamiento a estos artistas y el que su pintura se abra a nuevas técnicas, temas y colores, sin dejar de ser el pintor que siempre fue.

Por otra parte el tema específico elegido retoma el motivo medieval de la Virgen de la leche (la “Galactotrofusa” de la tradición bizantina). La lactancia del Niño, fue muy frecuente en la Edad Media y en el Renacimiento, no así en la España del siglo XVII, tan rigorista en cuanto al pudor, aunque pueden señalarse bastantes excepciones. Sin embargo en estos años madrileños Zurbarán muestra, al menos, tres ejemplos significativos (además del que tratamos, “La Virgen y el Niño”, Museo Estatal de Bellas Artes de Pushkin, Moscú y “Sagrada Familia”, Szépmüvészeti Muzeum, Budapest).

Estas Vírgenes además, delicadamente volcadas sobre el Niño, evocan las Vírgenes de la leche de Luis de Morales, que Zurbarán vio sin duda en sus años extremeños. Hay en ellas la misma melancolía pensativa en la madre y la misma naturalidad vivacísima en el Niño.

La obra está bien documentada, sí bien no firmada ni fechada, es en efecto obra de Francisco de Zurbarán, así aparece catalogada por la bibliografía específica, a considerar en primer lugar a E. Valdivieso, uno de los primeros y más importantes especialistas en la obra del autor, que da a conocer el cuadro, inédito hasta la fecha, en 1998 en la exposición organizada por el Museo de Bellas Artes de Sevilla con motivo del IV centenario del pintor (p. 248, número 91) y posteriormente por P. Cherry (1999, p. 131, f. 85), E. Valdivieso (2003, p.p. 271-274, lám. 251) y O. Delenda (2009-2010, p.p. 712, 713, 746 y 747, número 277).

Este tipo de obra, si bien muy característica de la etapa final de su autor, está escasamente representada en las colecciones públicas españolas (solo el Museo de Bellas Artes de Bilbao cuenta entre sus colecciones con el lienzo “La Virgen con el Niño Jesús y San Juan Niño”) el resto se encuentra en museos y colecciones extranjeras dado que fue muy estimada por coleccionistas.

Respecto a los criterios básicos por los que deberán regirse las intervenciones que en el mismo se realicen, se estará a lo dispuesto en las Cartas Internacionales de Restauración aplicando los principios de mínima intervención, reversibilidad y diferenciación, de manera que únicamente se llevarán a cabo las actuaciones imprescindibles para la conservación o restauración del bien, evitando tratamientos o actuaciones innecesarias que pongan en peligro su integridad. La reintegración solo se efectuará cuando resulte necesaria para su correcta legibilidad y se disponga de información suficiente.

Toda intervención quedará documentada en un informe o memoria final en la que figure la descripción pormenorizada de lo ejecutado y los tratamientos aplicados.

El cuadro presenta, según inspección ocular, un buen estado de conservación, si bien según consideraciones de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico, en documentación aportada por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales (Ministerio de Educación, Cultura y Deportes), se indica que “ha sido sometida a una limpieza desigual que en algunos casos ha alterado la lectura formal así las partes más claras de las manos o el cuello de la Virgen y la rodilla del niño han perdido volumen”.

No obstante lo anterior, teniendo en cuenta que el autor es uno de los más importantes del Siglo de Oro del arte español, que la obra resulta de gran calidad artística y técnica, que constituye un importante testimonio de su actividad en la Corte en la que se ve lo más personal e íntimo del artista en su vejez; que se trata de una de las piezas más notables de la producción final del autor, respondiendo a una temática muy característica y escasamente representada en las colecciones españolas públicas y privadas, se considera que el cuadro tiene un valor muy destacado para el Patrimonio Histórico-Artístico de la Comunidad de Madrid.

Por todo lo expuesto se concluye que la obra “Sagrada Familia” realizada por Francisco de Zurbarán, reúne de forma singular y relevante las características establecidas en el artículo 9.1 de la Ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, para su declaración como Bien de Interés Cultural.

(03/37.134/13)

Nota: El contenido del texto de la disposición que aquí se muestra no es necesariamente exacto y completo. Únicamente la disposición publicada con firma electrónica, en formato PDF, tiene carácter auténtico y validez oficial.

Sección 1.3.110.1: I. COMUNIDAD DE MADRID

Madrid Comunidad Digital
Código de Verificación Electrónica (CVE): BOCM-20131121-21